miércoles, 23 de junio de 2010
Suspiria (1977): Análisis de la película y su banda sonora
Dir. Dario Argento
Int. Jessica Harper, Stefania Casini, Flavio Bucci
98 min. Italia
"The second sister is called Mater Suspiriorum - Our Lady of Sighs. She never scales the clouds, nor walks abroad upon the winds. She wears no diadem. And her eyes, if they were ever seen, would be neither sweet nor subtle; no man could read their story; they would be found filled with perishing dreams, and with wrecks of forgotten delirium. But she raises not her eyes; her head, on which sits a dilapidated turban, droops for ever, for ever fastens on the dust. She weeps not. She groans not. But she sighs inaudibly at intervals. Her sister, Madonna, is oftentimes stormy and frantic, raging in the highest against heaven, and demanding back her darlings. But Our Lady of Sighs never clamours, never defies, dreams not of rebellious aspirations. She is humble to abjectness. Hers is the meekness that belongs to the hopeless. Murmur she may, but it is in her sleep. Whisper she may, but it is to herself in the twilight. Mutter she does at times, but it is in solitary places that are desolate as she is desolate, in ruined cities,and when the sun has gone down to his rest."
Este fragmento está extraído de la obra "Lavana and Our Ladies of Sorrow", escrita por Thomas de Quincey en 1821 y que sirvió de inspiración a uno de los más grandes directores del género fantástico que haya dado Europa para crear una de las mejores películas de terror de todos los tiempos. La idea original de Argento era hacer tres películas a partir de dicho relato, una por cada una de las “Ladies of Sorrow” o “Damas de los Pesares”, tal y como aparecen descritas en la obra mencionada. Finalmente, Argento acabó realizando sólo una película más, "Inferno", dejando la trilogía inconclusa.
"Suspiria" es la sexta película dirigida por Argento, después de sus famosos giallos "L'uccello dalle Piume di Cristallo" ("The Bird with the Cristal Plumage", 1969), "Il Gatto a Nove Code" ("The Cat O’Nine Tails", 1970), "Quattro Mosche di Velluto Grigio" ("Four Flies on Grey Velvet", 1971), "Le Cinque Giornate" ("The Five Days of Milan", 1973), y su excepcional "Profondo Rosso" ("Deep Red", 1975). En ella vertió algunas de las inquietudes recurrentes en su filmografía, aportando un elemento sobrenatual y tomando como referencia una obra literaria.
Es evidente que Argento concibió esta película como algo especial, y no escatimó en recursos y talento para ofrecer una muestra de hasta qué punto puede llegar su genio a la hora de contar historias de terror. Siguiendo la tradición filmográfica del director, "Suspiria" es una película rica en atmósfera pero al mismo tiempo rica en escenas de alto contenido violento y sangriento. A pesar de la crudeza y lo explícito de ciertas escenas, que impactan por su brutalidad en el espectador, Argento, y ahí está su gran mérito, consigue tejer una historia con la habilidad que le caracteriza, tomándose su tiempo en crear y sentar una atmósfera única e irrepetible, y haciendo un uso extraordinario de la cámara, la fotografía y los escenarios. Gracias a la conjunción de todos esos elementos, "Suspiria" acaba siendo una película de terror, sí, pero también una de las películas de terror más bellas visualmente jamás hechas, si es que tal paradoja es posible. Argento demuestra que el terror puede ser y de hecho es un arte, y no sólo un arte impactante o cruento, sino también un arte poético y visualmente arrollador.
La película narra la historia de una joven estudiante de danza americana, Susie Banner, que se muda a una academia de danza en Freiburg para continuar con su formación. La noche de su llegada, será testigo de la fuga de una compañera de la academia, Patty Newman, que será encontrada más tarde cruelmente asesinada. Pero no será la única en encontrar tal fin. Posteriormente Daniel, el pianista ciego de la academia es asesinado por su propio perro lazarillo en una de las mejores escenas de toda la película. Y un extraño del sueño y una sensación de somnolencia asolan a Susy, sin que ésta pueda comprender el motivo. Miles de repugnantes gusanos invaden el edificio, y la única amiga con la que puede compartir sus inquietudes, Sara, es igualmente asesinada en uno de los momentos más angustiosos de la película mientras trataba de encontrar una explicación a los extraños hechos acaecidos en la academia.
Más tarde un experto en magia le explica que la academia fue fundada a principios de siglo por Elena Marcos, una extremadamente poderosa bruja que formó una secta de adeptos que avivaban su poder. Alentada por las explicaciones y por sus propias sospechas, Susie acaba investigando por su cuenta y descubre, para su terror, que el lugar en el que se reúnen las maestras tras las clases se utiliza como lugar de celebración de reuniones y aquelarres de brujas dirigidas por la voluntad de la Madre de los Suspiros, una de las Tres poderosas brujas que no es otra que la misma Elena Marcos.
Darío Argento sabe cómo hacer una película de terror. Este maestro italiano nacido en Roma el 7 de Septiembre de 1940 ya mostró en sus anteriores films, especialmente en Profondo Rosso, su maestría en el género, en el que consiguió algo de lo que muy pocos pueden presumir, un lenguaje y un estilo propios que le valieron un reconocimiento mundial y multitudes de seguidores y admiradores en todo el mundo. El cine de Argento es un cine muy visual, que busca crear tensión y suspense, pero también impactar con escenas escalofriantes. "Suspiria" puede ser considerada como su mejor película, o, en este sentido, la película donde mejor se puede apreciar su talento.
Uno de los aspectos más llamativos de "Suspiria" es su embriagadora riqueza cromática. Argento hace uso de una gama de colores muy definidos para cada una de las escenas, creando un look visual muy potente y de gran belleza, especialmente en la descripción arquitectónica de los pasillos y salones de la academia, bañados en un rojo y azul intensos que le confieren un aire sobrenatural, onírico. Pero no sólo el aspecto visual juega un papel decisivo en esta obra maestra del cine, sino también el sonido, especialmente en una película de terror sobre una Mater Suspiriorum. El efecto global crea una atmósfera única en el género, que a medida que avanza la película se vuelve más y más opresiva, incluso claustofóbica, en contraste con la sofisticación ornamental y la elegancia de los decorados.
Argento se permite rodar algunas de las escenas más impactantes de toda su obra, como aquella en la que se ve el corazón del asesino hundiéndose repetidas veces en el corazón de la víctima, aún palpitante, o aquella escena, inolvidable por angustiosa y pavorosa, en la que una víctima queda enganchada y atrapada entre alambre de espino, quedando así a merced del implacable asesino que la acosa. "Suspiria" es un ejercicio de cine orgánico, vital, y muy potente, que ofrece una experiencia del todo inolvidable gracias a su muy especial look visual y el estilo cinematográfico de Darío Argento.
Uno de los elementos clave en la creación de esa atmósfera sugerente que impregna cada fotograma de esta maravilla es su música, compuesta por el grupo italiano I Goblin. Argento siempre ha prestado una gran importancia al valor de la música en las imágenes de sus películas. Sus primeros largometrajes contaban con la colaboración y experiencia de toda una leyenda en el mundo musical del cine, Ennio Morricone, que era amigo de la familia de Darío. En "Profondo Rosso", Argento contó por vez primera con este grupo de rock progresivo, que no siempre se llamó de este modo.
La banda, que se hacía llamar en un principio “Cherry Five”, fue formada a principios de la década de los 70 por Claudio Simonetti (teclados), Massimo Morante (guitarras), Fabio Pignatelli (bajo), Tony Tartarini (vocalista) y Carlo Bordini (bateria y percusion). Como todo grupo de rock progresivo de los 70, Cherry Five tenía como influencias a Yes, Keith Emerson y su grupo Emerson, Lake and Palmer o Genesis. En 1975, la casa de discos Cinevox le ofreció la oportunidad de trabajar para los estudios “Cinecitta Film”, más concretamente en una película de terror dirigida por un tal Darío Argento y titulada "Profondo Rosso". Según parecía, al director no llegaba a convencerle la música compuesta a tal efecto por Giorgio Gaslini, director musical, con lo que se buscó una alternativa que se adecuase al talante experimental y nada ortodoxo del cine de Argento. El resto es historia...
La banda reconoció que Cherry Five no era un nombre muy apropiado para una banda que se estrenaba cinematográficamente hablando con un terrorífico giallo y decidieron cambiarlo a I Goblin, y así hasta nuestros días. De los músicos que integraron la banda a en su formación, permanecieron Simonetti, alma mater del grupo, y excelente teclista, Morante en las guitarras, Pignatelli al bajo, y Walter Martino en la percusión. "Suspiria" supuso por tanto su segunda colaboración con un director con el que formaron una de las alianzas cinematográficas más productivas e interesantes de la historia del género. Para entender el trabajo de esta banda en la película debemos considerar las siguientes palabras del mismo Darío Argento:
"At the time, there were no music videos and that kind of strong, excessive and very powerful music was considered the father of the music video. I wanted to do this strong music because I wanted the music to be also like the voice of the actors, the actors screaming, and the music, it's like an infernal atmosphere."
Y es que el score de Goblin para "Suspiria" dista mucho de ser una música fácilmente digerible. Podríamos considerar el conjunto como una ópera satánica, por el uso que hace I Goblin de la voz humana, rara vez superado en cuanto a su capacidad para provocar escalofríos. "Suspiria" es, dicho de otro modo, el tipo de música que uno cabría encontrar en cualquier aquelarre o ritual satánico. Es una música atonalsalvaje, agresiva, disonante y cacofónica, una continua experimentación formal y estilística carente de cualquier orden o patrón, basado en efectos sonoros a cada cual más escalofriante: lamentaciones, gritos de brujas, latigazos, y demás.
Como curiosidades referentes a la banda sonora, se cuenta que el grupo compuso la música bajo los efectos de analgésicos proporcionados por el manager Scott Hoffman, y además Claudio Simonetti hizo traer alquilado desde Inglaterra un Moog especial utilizado por el mismo Keith Emerson. Pasemos ahora a analizar este score más en detalle.
El score de "Suspiria" consta de 8 temas, tal y como aparece en la edición de 1977, aunque existe una edición posterior de 1998 que trae cuatro temas extras, que no son sino variaciones de muy escasa duración del tema principal o de algún otro de la edición original, con lo que en realidad el número de temas propiamente dichos permanece inalterable esencialmente.
Para la ejecución de los temas, la banda contó con los siguientes músicos: Marangolo, a cargo de la batería y la percusión en general, así como algunos efectos de voces y el saxofón en el tema “Black Forest”; Morante, a cargo de la guitarra eléctrica y acústica, el buzuki y más efectos de voces; Pignatelli, a cargo del bajo, guitarra acústica, tablas (percusión hindú) y más voces; Simonetti, que utilizó el célebre Mellotron, órgano de iglesia, coros, órgano Elka, violín Logan, la celesta, el piano eléctrico y acústico, el Minimoog, y el Moog System 55.
El score se abre con la única concesión melódica que se permite este trabajo, y que constituye uno de los mejores temas (sino el mejor) de toda la discografía de I Goblin, y también de todo el género de terror. Es un clásico que utiliza la estructura de la nana, algo que más adelante se repetiría hasta la saciedad en posteriores trabajos, pero sin lograr el efecto de este soberbio tema principal. La célebre overtura del "Tubular Bells" de Mike Oldifeld parece que sirvió de inspiración a la banda, no sólo en este score, sino también en el de "Profondo Rosso".
Goblin se basa en un salmo inglés para componer este estupendo tema interpretado con una celesta, un hermoso instrumento similar al piano, un sonido de campanas, guitarras, sintetizadores y unas voces agrietadas y susurrantes que parecen recitar una nana satánica al compás de dichos instrumentos. El tema va creciendo en intensidad y fuerza progresivamente, con la adición de nuevas capas de sonido a cada repetición, confiriéndole un tono hipnótico y cautivador que pierde a partir del minuto 2:40. Entonces va cobrando una mayor agresividad gracias al uso de la percusión y de unas voces que, como sumidas en algún trance o delirio, sisean la palabra “witch” con vehemencia.
El siguiente tema, titulado precisamente "Witch", cuenta con un efecto sonoro recurrente que actúa a modo de percusión, y que suena como si alguien estuviera soltando latigazos a algún trozo de madera, creando un chasquido de gran estridencia. De fondo, siguen las voces macabras, algunas de ellas repitiendo palabras prohibidas, y otras simplemente emitiendo espeluznantes alaridos. El uso de los timbales es igualmente destacable en esta cacofonía infernal. No existe ninguna concesión melódica en esta sinfonía de alaridos a cada cual más aberrante. El talante transgresor de Goblin no tiene límites y va más allá de lo que es habitual encontrar en un score de terror, en cuanto a su uso de las voces y los ruidos.
Esta cacofonía encuentra su continuación en el tema titulado “Sighs”, uno de los más aterradores jamás compuestos, que recrea más escenarios de pesadilla a base de continuos y variados gemidos de mujeres y coros sobrenaturales, como de almas en pena, que se combinan en un crescendo que alcanza proporciones verdaderamente demoníacas. Simonetti crea una base musical con el teclado, que imita el sonido de un clavicordio, sobre la cual se van añadiendo voces de distintos registros y timbres que parecen estar sumidas en un trance satánico, como si recitasen mantras esotéricos más propios de un aquelarre. La música es brutal y rotunda, no apta para todos los públicos.
“Markos” sigue el tono estridente y demencial de los anteriores temas, aunque esta vez sin la utilización de elementos vocales. Por el contrario, en este corte escuchamos los sonidos del mellotron y el órgano. Especialmente destacable es el uso de distintos tipos de percusión que se van alternando hasta lograr un efecto realmente caótico y acelerado.
A partir de este momento el álbum cambia inexplicablemente de tono y registro, y los dos siguientes temas, “Black Forest” y “Blind Concert”, parecen sacados más de un trabajo de rock progresivo antes que de una banda sonora de terror propiamente dicha en la línea de los anteriores temas. “Black Forest” por poner un ejemplo bien podría pertenecer a un álbum de Rick Wakeman, el genial teclista del grupo británico YES. El tema que cierra el score, “Death Valzer”, es un pequeño epílogo con un solo del pianista ciego de la película.
En resumidas cuentas, "Suspiria" puede no ser un trabajo redondo, y está lastrada por los tres últimos temas que parecen estar de relleno y que restan cohesión al score, algo que también sucedía en la banda sonora de "Profondo Rosso". Sin embargo, esto no resta méritos a un trabajo vanguardista, original e innovador, que cuenta con un tema absolutamente imprescindible y con veinte de los minutos más aterradores jamás escuchados en un cd.
TRACKLIST:
1. Suspiria 6:00;
2. Witch 3:07;
3. Opening to the Sighs 0:25;
4. Sighs 5:10;
5. Markos 4:00;
6. Black Forest 6:00;
7. Blind Concert 8:30;
8. Death Valzer 1:50
(BONUSTRACKS)
9. Suspiria (Celesta and Bells) 1:30; (Edición de 1998)
10. Suspiria (Narration) 1:46; (Edición de 1998)
11. Suspiria (Intro) 0:30; (Edición de 1998)
12. Markos (Alternate Version) 4:10. (Edición de 1998)
Calificación de la película: ***** sobre *****
Calificación de la banda sonora: **** sobre *****
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