Sinopsis: Un gato se despierta en un mundo cubierto de agua, donde la raza humana
parece haber desaparecido. Busca refugio en un barco con un grupo de
otros animales. Pero llevarse bien con ellos resulta ser un reto aún
mayor que superar su miedo al agua. Todos tendrán que aprender a superar
sus diferencias y adaptarse a este nuevo mundo en el que se encuentran.
Dirigida por el cineasta y
animador letón Gints Zilbalodis, el cual también participa en las
labores de guion y composición, Flow es una obra maestra
excepcional y radicalmente diferente a cualquier otra película de animación que
hayamos tenido el privilegio de experimentar en una sala de cine en muchísimo
tiempo. Lo primero que llama la atención del espectador, por supuesto, es su
singular identidad visual, reflejada, entre otras cosas, en esas
desconcertantes texturas pixeladas que exhiben los animales a lo largo de todo
el metraje.
domingo, 26 de enero de 2025
Flow, un mundo que salvar (Gints Zilbalodis, 2024)
sábado, 18 de enero de 2025
David Lynch, el Gran Ensoñador de Mundos
A mí me parece muy bello pensar en imágenes y sonidos que fluyen juntos en el tiempo y en una secuencia, creando algo que sólo puede hacerse mediante el cine. No son sólo palabras o música, sino toda una gama de elementos que se unen para componer eso que antes no existía. Se trata de contar historias. De inventar un mundo, una experiencia que la gente no tendría de no ver esa película.
(David Lynch)
a) David Lynch: Desentrañando el Gran Misterio.
Con motivo de su reciente fallecimiento, a la edad de 78 años, me gustaría aprovechar este espacio para celebrar la vida y el legado del Maestro David Keith Lynch (1946-2025).
Cineasta, artista iconoclasta, pintor, músico, genio surrealista, arquitecto de mundos soñados y practicante de meditación
trascendental. Este transgresor visionario nacido en Missoula (Montana) revolucionó nuestra manera de
entender el cine, invitándonos, con cada nueva obra, a reconsiderar todo lo que
habíamos asumido de facto sobre el lenguaje cinematográfico y nuestra propia implicación, como espectadores, en la experiencia receptiva de una película. Más allá de las modas y los convencionalismos, fue, hasta el
final de sus días, un artista impecablemente honesto y fiel a su manera de
entender el arte en sus más variadas formas de expresión, aún a riesgo de ser
condenado al ostracismo por parte de los matarifes de una industria tan acomodada como autocomplaciente.