Sinopsis: 28 años después de que el Virus de la Ira escapara de un laboratorio de investigación médica de la universidad de Cambridge, los supervivientes han encontrado diversas formas de sobrevivir entre los infectados, formando comunidades reducidas como la que vive en una aldea fortificada construida en una pequeña isla conectada al continente. Cuando el joven Spike (Alfie Williams) descubre la existencia de Ian Kelson (Ralph Fiennes), un doctor que podría salvar la vida de su madre Isla (Jodie Comer), aquejada de una agresiva enfermedad, emprenderá un viaje iniciático por territorios hostiles, abandonando no sólo a su comunidad, sino también a su propio padre Jaime (Aaron Taylor-Johnson) en la esperanza de un futuro mejor para su familia.
1. Introducción
En el año 2002, el cineasta
británico Danny Boyle debutó en el género de terror con "28
días después", una película sobre "infectados" cuyo éxito propiciaría una secuela cinco años después
titulada "28 semanas después" (2007) y dirigida, en
esta ocasión, por el español Juan Carlos Fresnadillo. Ambas películas me
parecen correctas, aunque igualmente olvidables. En otras palabras, ninguna ha
trascendido realmente para mí. 18 años después de aquélla, Boyle recupera las riendas de la saga para
presentarnos una tercera entrega, titulada "28 años después",
contando nuevamente con su antiguo "partner in crime", el
ahora también director Alex Garland, en las tareas de guion. La historia,
concebida como una secuela directa de la primera película, se ubica en un
futuro post-Brexit devastado por aquel virus de laboratorio que diezmó, en su día, a la
mayor parte de la población de Gran Bretaña.
Los infectados han ido evolucionando con el transcurso de los años, conformando
tres grupos claramente diferenciados. Por un lado, los de primera generación, a los que ya conocemos gracias a las anteriores películas; éstos se
mueven a una gran velocidad, como criaturas rabiosas, ávidas de carne y sangre
humana. Por otro, los llamados "slow-lows", que podríamos considerar como una variante de la figura
del "zombie" tradicional: de constitución más obesa y
purulenta, se arrastran lenta e inexorablemente por el suelo hacia su fuente de
sustento. Finalmente, encontramos a los llamados "Alfa", que
serían una especie de mutación evolutiva de los primeros infectados, mostrando una fuerza e inteligencia muy superior a la de las demás
abominaciones.
Por su parte, a los supervivientes humanos no les ha quedado más remedio que
establecerse en campamentos aislados y autosuficientes. Una de estas comunidades está
asentada en lo que parece ser un islote (Holy Island, aunque su nombre real es Lindisfarne, ubicado en el condado de Northumberland, al norte de Inglaterra)
separado del resto del país por mareas que crecen diariamente hasta anegar por
completo su única vía de conexión con la isla principal. Es en este hogar, muy parecido a un pueblo de principios del siglo XX, donde vive nuestro protagonista, un niño de 12 años llamado Spike (muy
convincentemente interpretado por Alfie Williams, toda una revelación).