viernes, 2 de julio de 2010

Un recorrido personal por la música de Jean Michel Jarre



1) Los Comienzos

Nacido en agosto de 1948, Jean Michel Jarre es el hijo de Maurice Jarre, el prestigioso compositor de bandas sonoras tan célebres como "Lawrence de Arabia" (1962), "Doctor Zhivago" (1965), "La Hija de Ryan" (1970) y "Ghost" (1990).




Esto sin embargo no ayudó a Jean Michel a la hora de dar sus primeros pasos en la música, ya que sus padres se divorciaron cuando Jean Michel tenía apenas 7 años, por lo que, en realidad, no hubo nunca mucho contacto entre ambos compositores. De este modo, Jean Michel fue educado exclusivamente por su madre en Europa, mientras que Maurice se asentó en los Estados Unidos.

En el año 1969 se uniría al Groupe de Recherches Musicales como alumno del mismísimo Pierre Schaeffer, padre de la música concreta. Schaeffer no sería la única influencia en la incipiente carrera del joven compositor, sino también otros grandes genios musicales del siglo XX como Karlheinz Stockhausen. Jarre empezaría poco después a experimentar con sintetizadores como el célebre Moog modular, el EMS VCS3 o el EMS Synthi AKS.

La música de este período (finales de los 60 y principios de los 70) surge de la inquietud de Jarre por experimentar con unos sonidos e instrumentos electrónicos que llegarían a constituir una nueva manera de entender la música popular, la cual se distanciaba de todo cuanto se había podido escuchar hasta el momento. Al fin y al cabo, una de las ideas que adoptó durante su etapa de formación con Schaeffer fue que "la música no estaba formada por notas, sino por sonidos". 



Esta música electrónica para sintetizadores, en la que Jarre se convertiría en uno de sus máximos exponentes, supondría una atractiva alternativa a la música rock/pop, optando por un vehículo de transmisión musical basado en instrumentos electrónicos y que renunciaba además al uso de letras en pos de una música completamente instrumental.

El primer trabajo de repercusión en la incipiente carrera del joven Jean Michel fue "La Cage / Erosmachine" (1971), una obra hermética y bastante experimental, y que es hoy día considerada una pieza de coleccionista debido a las pocas ediciones que se publicaron de dicho trabajo. Destacamos en particular el single "Eros Machine", con una base rítmica que volvería a utilizar posteriormente, sampleada, en "Chronologie":



En ese mismo año Jean Michel Jarre se convirtió en el primer compositor en introducir música electrónica en el Paris Opera House, y un año después sacó a la venta su primer album, titulado "Deserted Palace", un disco nuevamente experimental y, por qué no decirlo, bastante hortera. Por este motivo resulta del todo comprensible que no recibiera unas críticas muy halagüeñas por parte de la prensa especializada.

Estructurado en 15 temas de corta duración, que nadie espere encontrar visos del hombre que, cuatro años más tarde, estrenaría su obra maestra "Oxygène". Este "Deserted Palace" es más un trabajo para completistas compulsivos que otra cosa.




2) Les Granges Brûlées (1973)

En 1973 compondría una interesante banda sonora para la película "Les Granges Brûlées", un drama de Jean Chapot acerca de un juez, interpretado por el actor Alain Delon, que debe hacerse cargo del posible asesinato de una joven, y en el que parecen estar implicados dos granjeros, Rose y Pierre, interpretados por Simone Signoret y Paul Crauchet respectivamente.



"Les Granges Brûlées" es una interesante muestra de ese tipo de música, antes comentada, con la que el joven Jarre empezó a experimentar en sus principios, a la búsqueda de un estilo personal y definido que no empezaría a cobrar forma hasta "Oxygène".



En ese sentido, nos encontramos ante un trabajo menor en la discografía del genio galo, pero no exento de interés. La banda sonora cuenta con un delicioso tema, de corte melancólico, triste, que combina el sonido de los sintetizadores analógicos de la época con la hermosa voz de France Vanier. Este tema, titulado "La Chanson des Granges Brûlées", y que bebe de la rica tradición de la "chanson" francesa es el leit-motif de la banda sonora, y va repitiéndose regularmente a lo largo del breve score, con ligeras variaciones en cuanto a la sonoridad empleada.



Algunos cortes, los menos, tienen una función eminentemente ambiental, y permiten al compositor realizar experimentos sonoros de diversa índole, ofreciendo extraños y surrealistas ruidos y atmósferas en cortes como en "Le Pays de Rose", "Une Morte Dans la Neige", "Hésitation" y "Reconstitution" de su edición discográfica.



Destacamos el corte número cinco, "Zig-Zag", cuyo single fue un pequeño hit en la época, y que constituye uno de los momentos más divertidos y desenfadados en la trayectoria musical de Jarre, con una melodía pegadiza y ritmos juguetones.



De especial interés resultan también los cortes 6, "Le Juge", y 15, "La Vérité", principalmente porque incluyen un tema muy anticipatorio del tipo de música que encontraríamos posteriormente en futuros trabajos del compositor galo. Más concretamente, este tema volvería a ser usado en el single de Gérard Lenorman "La Mort du Cygne" y, por supuesto, también en el tercer movimiento de "Rendez-Vous".





Dentro de la carrera musical de Jarre, esta banda sonora no ocupa realmente un puesto muy destacado, aunque no está exenta de interés como indicativa de la evolución que experimentaría el compositor en los próximos años, tanto formalmente como en términos de composición. Dicha evolución le llevaría, en lo sucesivo, a trabajos con una mayor riqueza y complejidad sonora y a un mayor aprovechamiento de su creatividad y talento para la creación de bellas e inolvidables melodías y mágicos paisajes sonoros.


3) Oxygène (1976)

Aunque durante toda la década de los 70 Jean Michel Jarre había compuesto música para anuncios, óperas, ballets, películas, e incluso letras para canciones, sería en 1976 cuando llegaría la madurez creativa y artística del compositor con la publicación del que sería el álbum que marcó su carrera y su proyección internacional, así como también el álbum que le dio a conocer en todo el mundo, "Oxygène".



En él ya se apreciarían los sonidos y ritmos que llegarían a caracterizar el mundo musical de Jarre. "Oxygène" es un álbum embriagador, muy ambiental y repleto de sonidos y efectos especiales de marcado carácter cósmico, con una clara vocación ecológica, y que vendió 10 millones de copias. Este excelente trabajo permitió a Jarre explorar las infinitas posibilidades sonoras que ofrecían instrumentos como el ARP, el AKS, el VCS3, Harmonic, Eminent, Mellotron y el ya célebre Farfisa, obteniendo un resultado de gran riqueza.



Llegados a este punto se hace necesario añadir que este álbum fue interpretado única y exclusivamente por el propio Jarre en su estudio. Planteado como un trabajo conceptual, al igual que la mayor parte de sus posteriores trabajos, "Oxygène" fue concebido como un único tema dividido en 6 partes, sin ninguna separación entre ellas.



Si bien fue la parte cuarta la que dio éxito internacional a Jean Michel Jarre, es la segunda parte la que merece realmente la consideración de obra maestra sin conceciones. Este tema de larga duración (ocho minutos) está dividido en realidad en varias partes, con una primera mitad más dinámica y cargada de efectos espaciales, y una segunda a partir del minuto 3:13 más etérea y celestial, con coros angelicales y sonidos envolventes. "Oxygène II" es, en opinión del aquí firmante, el segundo mejor tema de toda la discografía de Jean Michel Jarre.



"Oxygène" permitió a Jarre explorar una constante en toda su discografía, esto es, la relación entre música y arquitectura, logrando crear así paisajes sonoros en un fascinante derroche de imaginación. A modo de curiosidad, en 1981 el director Peter Weir utilizaría algunos fragmentos de esta obra para su película bélica "Gallipoli", aunque los resultados distaron mucho de ser satisfactorios. Y es que la música, sinceramente, no podría haber sido peor utilizada.


4) Equinoxe (1978)

En 1978 Jean Michel Jarre publicó su segundo gran trabajo, con el que prosiguió la línea iniciada en su anterior álbum, titulado esta vez "Equinoxe". Esta interesantísima obra supuso un paso adelante en la maduración del compositor. Inspirado igualmente en la naturaleza, "Equinoxe" constituye una experiencia sonora de mayor riqueza si cabe que el anterior trabajo, recibiendo igualmente una gran acogida por parte del público.



Planteado también como un único tema dividido en varias partes, en este caso de 8, este trabajo nos atrapa desde el primer movimiento, que uno desearía que durara más. A partir de este momento, es una sucesión de pasajes mágicos y evocadores, con una considerable variedad de maravillosos temas que se suceden sin interrupción.



"Equinoxe V" repite la estructura de su anterior hit, "Oxygène IV", consolidando lo que llegaría a ser una de las señas de identidad en la música del genio francés, la combinación de temas más desarrollados y complejos con otros más sencillos, basados en pegadizas melodías que se van repitiendo sin muchas sorpresas hasta que uno no puede dejar de tararearlas.

Si tuviera que quedarme con un tema de este maravilloso disco, tendría que elegir entre "Equinoxe IV" y la melancólica "Equinoxe VII", si bien, como antes expliqué, en su conjunto nos encontramos ante uno de los mejores trabajos del autor.





En 1979, Jarre daría en la Plaza de la Concordia de París el que sería su primer espectáculo al aire libre, un concierto en el que interpretó, con la ayuda de todo un equipo de los más diversos sintetizadores, temas de sus dos grandes éxitos internacionales.


De esta manera entraría por vez primera en el libro Guinness de los Records al reunir a una concurrencia de un millón de espectadores, si bien en esta ocasión el atractivo no estaba tanto en la parafernalia de luz, sonido e imágenes a las que recurriría en posteriores macroespectáculos como en poder escuchar la música del compositor por vez primera en un marco semejante.


5) Les Chants Magnetiques (1981)

En 1980 se publicó el tercer trabajo de relevancia en la incipiente carrera del genio francés, "Magnetic Fields", un álbum que marcaría una desviación significativa en la línea musical desarrollada en sus dos previas obras. La música de "Magnetic Fields" es mucho más dinámica y terrenal, en oposición al tono etéreo, abstracto y surrealista de "Oxygène", y por lo tanto cobran más relevancia los ritmos electrónicos que los ambientes.



El atrevimiento de Jarre le llevó a dividir esta obra en cinco partes, la primera de las cuales tenía una épica extensión de nada más y nada menos que 18 minutos, en los que se sucedían ininterrumpidamente los más vertiginosos y apabullantes ritmos y ambientes, que hacen de éste uno de los temas más sorprendentes e inabarcables del autor, dividido en tres secciones claramente diferenciadas.

   Sección 1




Sección 3



Sin embargo, y pese a que fue la parte 2 la que tuvo más difusión en los medios, tomando así el relevo a anteriores "hits" como "Oxygène IV" y "Equinoxe V", sin embargo será la parte 4 en la que Jarre demostrará una vez más su capacidad para crear hermosas e inolvidables melodías con cada nuevo trabajo, arropadas en cálidos ritmos y sorprendentes texturas electrónicas de envergadura. Otro trabajo, en definitiva, imprescindible.




6) The Concerts in China

Ese mismo año Jarre fue invitado a dar una serie de conciertos en la China comunista post-Mao. Estos conciertos resultan muy sobrios en comparación con los espectáculos de luz y sonido que hicieron de sus directos algo tan único y atractivo posteriormente. Sin embargo, quizás por esto podamos considerar estos dos conciertos como los mejores de toda la carrera de Jean Michel Jarre (para mí desde luego lo son). Aquí la protagonista absoluta es la música, y nada más.

Night in Shanghai



Tras una serie de problemas técnicos con la electricidad, que impidieron que se pudiera hacer ningún tipo de ensayo previo, Jarre se convirtió en el primer compositor occidental en celebrar un concierto en Pekín ante una concurrida audiencia formada por oficiales y representantes gubernamentales.

Souvenir of China



Su siguiente actuación, en Shanghai, sería muy distinta, gracias a que Richard Dreyfuss y el mismo Jarre tuvieron la feliz idea de comprar ellos mismos entradas para el concierto y regalarlas a los ciudadanos, lo cual hizo que el público asistente a este nuevo concierto respondiera con una mayor calidez y entusiasmo a aquella nueva música venida de Europa que lo que se les permitía a los que acudieron al concierto de Pekín.

Arpegiator



Para estos conciertos Jarre interpretó piezas de sus anteriores trabajos, que sonaron en ocasiones mejor que las originales (se me ocurre como ejemplo "Equinoxe VII"). Además, y a diferencia de posteriores directos, estos dos conciertos no constituyen un predecible "greatest hits", sino que Jarre presentó algunos (bastantes) temas nuevos que había compuesto para la ocasión y que resultan tan impresionantes y maravillosos como todos los demás.

Orient Express


Nos estamos refiriendo, obviamente, a joyas tales como "Arpegiator", "Night in Shanghai", la famosa "Orient Express", y "Fishing Junks at Sunset", un prodigioso tema de 9 minutos de duración en el que Jarre fusionaba, y de qué forma,la música electrónica que él representaba con la música folclórica oriental del país de acogida, en un acto de hermanamiento y fusión cultural sin precedentes. A dichos temas habría que sumarle el famoso "Souvenir of China", compuesto a posteriori por Jarre tras su regreso a Europa como un "souvenir" sonoro y nostálgico de aquel mágico evento.

Fishing Junks at Sunset (extracto)



Parte de la música interpretada en este excelente evento fue recogida en un doble álbum titulado "Les Concerts de China", publicado en 1982 y de obligada adquisición para cualquier aficionado serio no sólo a Jarre, sino también a la música electrónica en general. Como anécdota, terminamos este apartado comentando que fue en estos dos conciertos donde Jarre experimentó por vez primera con una versión experimental de su célebre "harpa láser".


7) Zoolook (1984-1985)

En 1983 se subastó la única copia editada de "Music for Supermarkets", una auténtica pieza de coleccionista, compuesta originalmente para una exhibición de arte, y que se había convertido en uno de los trabajos más buscados por aficionados a la música del compositor. Con el Master destruido, esta única copia fue vendida por unos 10.500 euros, convirtiéndose en el álbum más caro de la historia.



Sin embargo, el propio Jarre se encargó de que el disco se pudiera escuchar íntegramente en la emisora francesa RTL, de modo que todo el país pudo tener acceso a la música inédita de este trabajo que jamás llegó a publicarse oficialmente, si bien bastantes partes del mismo serían reutilizadas en posteriores trabajos como "Zoolok" y "Rendez-Vous", de modo que si realmente poseéis dichos trabajos, tampoco os perdéis mucho.

En 1984 salió a la venta el cuarto trabajo de estudio, titulado “Zoolook”, el cual podría considerarse como una experimentación de principio a fin. Para dicho trabajo se utilizó toda una gama de fragmentos sampleados de canciones y voces en más de 30 idiomas diferentes que lo convirtieron en uno de los álbumes con más samplers hasta la fecha. El resultado de esta premiadísima obra, en la que colaboraron otros músicos como Laurie Anderson, es en mi opinión más bien irregular.



El tema que abre el disco, Ethnicolor I, es otra de las grandes obras maestras de Jarre. En él el compositor se permite experimentar y jugar con la voz humana, utilizando samplers en lenguas tan dispares como el español, el inglés, el swahili, el chino e incluso el hindi. Una experiencia alucinante que reforzó de nuevo el carácter inquieto de su música, en una constante búsqueda de nuevas formas de expresión.


Sin embargo, personalmente encuentro una diferencia cualitativa bastante considerable entre esta maravilla y el resto del álbum, y pienso que la magia de los primeros trabajos, desgraciadamente, ya se había perdido, apostando este álbum por una música mucho más excéntrica, con melodías, en mi opinión, bastante horteras y carentes de mucho interés: "Zoolook", "Zoolookologie", "Blah Blah Cafe", "Diva"... que me perdonen los fans de este trabajo, pero para mí todo esto no es más que pura paja.


8) Rendez-Vous (1986)

En 1986 Jean Michel Jarre dio un memorable concierto en la ciudad de Houston, en colaboración con la NASA. En un principio el concierto iba a haber contado con la colaboración de un amigo íntimo de Jarre, Ron McNair, el cual iba a haber interpretado en directo una parte de uno de los temas ("Last Rendez-Vous", probablemente) con su saxofón desde el espacio.



La tragedia acontecida a los astronautas que fallecieron a bordo del Challenger, y entre los que se encontraba McNair, provocó que Jarre decidiera suspender el concierto. Afortunadamente, la NASA acabó convenciéndolo para que siguiera adelante con aquel espectáculo, concibiéndolo como un homenaje a los astronautas fallecidos.

Este concierto fue muy especial por diversos motivos. En primer lugar, por haber reunido a un millón y medio de espectadores, récord que le mereció entrar por segunda vez en el libro Guinness; en segundo lugar porque fue donde utilizó el nuevo diseño de su "laser harp", que había sido creada en 1981 por el técnico francés Bernard Szajner, siendo modificada posteriormente por Philippe Guerre; en tercer lugar, por el carácter emotivo y sentido del evento; y finalmente, porque sería el marco de presentación de su nuevo trabajo, “Rendez-Vous” (1986).



“Rendez-Vous” es no sólo uno de los mejores trabajos que haya compuesto hasta la fecha el genio francés, sino también uno de los mejores álbumes de música electrónica que haya podido escuchar hasta el momento, una maravilla que aúna emotividad y tecnología a partes iguales.

“Rendez-Vous” recupera al Jarre más inspirado de todos los tiempos, y lo hace a lo grande. Por supuesto, y como no podía ser menos, este trabajo cae, como todos los demás, en la típica concesión a la comercialidad, en este caso en su parte 4, pero esto acaba por pasar desapercibido en un trabajo de tan rotunda perfección como éste. Se trata de una nueva obra conceptual dividida en seis partes, y en donde se funden clasicismo y tecnología, en una prueba palpable de hasta qué punto se puede, tomando influencias clásicas y modernas, crear una obra atemporal en su belleza, y a la vez tremendamente futurista.



Nada más empezar, el corto pero intenso tema “First Rendez-Vous” apela a los sentimientos del oyente, y de qué modo. Pocas veces ha sonado la música de Jarre tan emotiva, tan conmovedoramente bella y melancólica. Es uno de esos temas que suelen pasar desapercibidos entre los fans de Jarre e ignorados en recopilatorios y conciertos, pese a que, en mi humilde opinión, es uno de los mejores temas de toda la discografía de Jarre. Y, aún así, esto no es más que el principio, un prólogo que nos introduce de lleno en lo que es, quizás, el mejor tema de toda la obra de Jarre.


Y el tema, además, que me dio a conocer a Jarre... ¿quién no recuerda aquel anuncio de Sanyo en donde se escuchaba el climático desenlace de esta obra maestra? Recuerdo que me quedé tan ensimismado que no paré hasta que descubrí qué música era aquélla... y aquello fue el principio de mi relación con la música de Jarre, una relación de muchos, pero que muchos años.

La segunda parte del "Rendez-Vous" es una pequeña pero a la vez grandiosa sinfonía, exultante, apoteósica, una suite visionaria ante la que es imposible mantenerse indiferente. Dividida en varias secciones, es difícil quedarnos con una en concreto, ya que el tema te atrapa desde sus primeras notas y no te suelta hasta su apoteósico desenlace. Este movimiento, por cierto, "recicla" música compuesta por Jarre para una nueva canción de Gérard Lenorman, "La Belle et la Bête".


Volviendo al segundo "Rendez-Vous", me resulta lamentable que, después de tirarme 15 minutos buscando por youtube un video en donde se pueda escuchar la versión ORIGINAL de esa pieza, lo único que he encontrado han sido "covers" (es decir, versiones de otros músicos) y versiones de concierto. Y me parece lamentable porque soy de la opinión que la versión original de estudio de este tema es muy superior a la que usaría Jarre en todos sus directos, la cual peca, como suele ser habitual en el compositor, de una megalomanía algo cargante. Os doy un ejemplo concreto.

Hay una sección que siempre me ha fascinado en esta tema y que, en el enlace que os incluyo abajo (sí, no es la versión original, lo siento), abarca del minuto 1:43 al 2:25. Independientemente de que en la versión original es más largo porque repite la melodía una segunda vez, además está interpretado únicamente con los mágicos sonidos del sintetizador.



Cuando descubrí este álbum era un ávido lector de literatura fantástica, y recuerdo que temas como éste, y más concretamente momentos como éste, hacían volar mi imaginación y acompañaban perfectamente mis lecturas ambientadas en otros mundos de magia y leyenda. Desgraciadamente, y como habéis podido escuchar en el video, posteriormente a Jarre se le ocurriría la "genial" idea de sustituir el mágico y evocador sonido de aquel sintetizador por unos coros... ¿para hacerlo más grandilocuente quizás?

Quizás, pero la verdad es que este momento en concreto, tal y como suena en directo, pierde para mí ya toda su magia, y todo ese exceso coral me termina cansando y saturando, prefiriendo la simpleza no carente de profundidad de la versión original. Y es curioso, porque el clímax de este "Second Rendez-Vous" es realmente una apoteosis coral bastante, de acuerdo, megalómana, pero en este caso no sólo no me cansa, sino que me resulta estremecedoramente espectacular y justificado como cierre. Pero en el momento descrito anteriormente, la verdad es que no le veo el sentido al uso de los coros.

Otro de mis momentos favoritos de esta antológica pieza musical es la parte que precede al clímax, y que es conocida como "Laser Harp" al ser interpretada por Jarre con dicho "instrumento" en sus directos. Jarre nos conduce nuevamente a un mundo de fantasía y ensueño, embriagándonos con sus bellos sonidos y melodías, hasta llegar a ese apocalíptico crescendo final al que antes hice referencia y al que resulta imposible hacerle justicia con las palabras. Hay que escucharlo para poder apreciar la genialidad de este compositor.



Después de una maravilla semejante, es difícil mantener el tipo. Sin embargo, a Jarre todavía le queda inspiración para regalarnos temas tan geniales como la quinta parte (que reciclaba un tema del célebre "Music for Supermarkets") y la sexta, dedicada a la memoria de Ron McNair. "Rendez-Vous", que recibió los premios "Victoire de la Musique" y "Instrumental Album of the Year", demostró lo mucho que aún tenía que decir este genial compositor galo.


9) Revolutions (1988)

En 1988 se publicó "Revolutions", álbum que combinaba estilos tan dispares como la música industrial sinfónica, el rock-pop e incluso la música de influencia árabe. El álbum, que está dedicado a todos "los hijos de la revolución", no puede tener mejor comienzo. El tema "Revolution Industrielle" es otro de los clásicos imperecederos del músico, una obra maestra absoluta que va creciendo en intensidad y dramatismo.



El tema está dividido en una overtura, y tres partes, alcanzando esta colosal suite una duración total de unos 16 minutos. Quizás el momento más conocido de esta suite sea su primera parte, especialmente a partir del minuto 1:52, y la gloriosa segunda parte, la cual recuerdo que fue usada como sintonía en algún programa de radio o televisión por aquellos tiempos.



Sin embargo, la tercera parte (a partir del minuto 2:30 en el video de abajo) tampoco se queda atrás, y muy probablemente constituya mi momento favorito no sólo de esta suite, sino de todo el álbum en general. Me encantan esos coros ominosos y ese sublime "punteo" para sintetizador a partir del minuto 4:02 en el video que se incluye abajo.



Desgraciadamente, tal y como ya me ocurriera con su álbum "Zoolook", una vez más siento que el álbum zozobra una vez que termina este tema, y es que "September", "Computer Weekend", "Tokyo Kid" o "The Emigrant" no me parece que estén a la altura de lo esperable en un álbum con tan prometedor arranque. Una vez más, la comercialidad malogra un álbum que podría haber dado mucho más de sí.

La única otra excepción que se me ocurre es el fascinante tema que da título al álbum, "Revolutions", que combina sonidos e influencias de la música sufí turca con secuenciadores y palabras en vocoder relacionadas con temas sociales tan diversos como el empleo, los medios, la libertad o el sexo.



Jarre presentó el álbum en directo en los muelles de Londres bajo unas condiciones meteorológicas infames, lo cual no impidió que reuniera a más de 250.000 espectadores, entre los cuales se encontraba la Princesa Diana.


10) Waiting for Cousteau (1990)

En 1990 sale a la venta el trabajo "Waiting for Cousteau", álbum cuanto menos sorprendente, dividido en cuatro temas. Los tres primeros toman su nombre de barco del oceanógrafo francés Jacques Cousteau, gran amigo de Jean Michel Jarre, "Calypso". Estos tres temas conforman una primera mitad que me parece bastante irregular y sin demasiado interés, alternando momentos más inspirados (toda la primera mitad del "Calypso II") con otros más comerciales, lastrados por melodías algo cursis ("Calypso III") y ridículas ("Calypso I"), con influencias de la música caribeña.



Recordemos que el "calipso" hace referencia a un ritmo afrocaribeño originario de Trinidad y Tobago y muy popular en las islas del Caribe, así que al menos el título de estos temas no engaña a nadie. De hecho, Jarre contó con la colaboración de percusionistas de Trinidad para fusión... fusión, de todos modos, que a mí no me termina de convencer (al contrario de lo que sí ocurría en "Revolutions" y su combinación de electrónica y música árabe). Es más, después de una o dos escuchas ha terminado por resultarme una fusión algo anodina.

No es por lo tanto sorprendente el hecho de que lo más sobresaliente y destacable para mí de este trabajo sea el tema con menos repercusión en los medios radiofónicos. Este tema, titulado “Waiting for Cousteau”, es una colosal e inabarcable pieza de 46 minutos de duración que supone un interesante acercamiento del mago de los sintetizadores a la música más ambiental y relajante.



Con un marcado carácter ecológico,esta increíble pieza nos invita a explorar vastos y hermosos paisajes submarinos de gran fuerza evocadora. Es una música atemporal, profunda, e irresistiblemente cautivadora en su sencillez y aparente simplicidad, la cual hará las delicias de los amantes de la música "ambient".

Jarre presentó este trabajo en su concierto "Paris La Defense-Une Ville en Concert", con el que volvió a batir su propio record al reunir a más de dos millones y medio de espectadores en el que sería su espectáculo más espectacular hasta la fecha.



En 1992 se puso a la venta el recopilatorio "Images", un recopilatorio mediocre y de lo más decepcionante, en el cual parece como si la selección de temas se hubiera realizado siguiendo criterios estrictamente comerciales, por lo que al final no se trató de un album con lo mejor de Jarre, sino más bien un álbum con los grandes éxitos de ventas de Jarre, lo cual es muy distinto.


Sólo eso explica que temas que a mí me parecen tan decepcionantes como "Calypso I" (!), "London Kid" (!!), "Computer Weekend" (!!!!!!) o "Band in the Rain" (!!!!!!!!!) fueran incluidos, en detrimento de otros que sí considero que tendrían que haber estado presentes ("Magnetic Fields 4", "Arpegiator", "Industrial Revolution"...). Para mayor desgracia de aficionados a la música de Jarre como un servidor, temas que sí me parecen obras maestras, tales como "Oxygène II", "Ethnicolor I" y "Rendez-Vous II", fueron incluidos en versiones reducidas o mutiladas, lo cual no hizo sino agravar la chapuza.


El álbum incluía tres piezas inéditas, la muy aburrida "Moon Machine", que ya había aparecido como un "B-side" en un single de "Rendez-Vous", la muy sosa "ElDorado" y la fascinante "Globe Trotter", sin duda lo único afortunado de tamaño desastre. Tanto "ElDorado" como "Globe Trotter" habían sido compuestos por Jarre ex profeso para un concierto llamado "Teotihuacán" que iba a tener lugar en México el 11 de Junio de 1992 con motivo de un eclipse solar. Desgraciadamente, dicho concierto fue cancelado, por lo que dichos temas no pudieron ser interpretados en directo antes del lanzamiento de "Images".


11) Chronologie (1993)

Después de dos trabajos tan discretos en general como habían sido "Revolutions" y "Waiting for Cousteau", Jarre volvió a demostrar que aún tenía recursos suficientes para acallar a aquellos que decían que atravesaba un bache creativo en su faceta de compositor. En 1993 se puso a la venta "Chronologie", un álbum excelente que recuperaba al Jarre majestuoso, sorprendente e inspirado del pasado.

Inspirado en la obra del físico Stephen Hawkins, "Chronologie" es un viaje por la evolución y mecanismos del Tiempo. Ya su mismo y grandioso comienzo, los primeros cinco minutos del "Chronologie I", que evocan al Jarre grandilocuente de "Rendez-Vous", es toda una declaración de intenciones por parte del compositor. Pocas veces ha alcanzado su música unas cotas tan sublimes y celestiales de arrebatadora belleza como en lo hace en dicha sección.



Los temas más comerciales (sí, lo sé, tengo un problema con la música más comercial de Jarre, afortunadamente no toda es así y hay excepciones) serían las partes 2 y 4. Curiosamente, en este álbum hasta los momentos más comerciales me resultan entretenidos y pegadizos, especialmente "Chronologie IV", que se utilizó como sintonía en la retransmisión que hizo Telecinco del Giro de Italia de ese año 1993.



Sin embargo, después de "Chronologie I" mi momento favorito de este estupendo trabajo es "Chronologie VI", y curiosamente éste es uno de esos temas que sí disfruto más y prefiero en su versión en directo, especialmente por ese solo de acordeón, más extenso, que se marca Jarre en su segunda mitad. Realmente precioso.



Por vez primera en su ya dilatada carrera musical, Jean Michel Jarre presentó este trabajo no en un único concierto, sino en una gira llamada "Europe in Concert" que le llevó a actuar en ciudades tan distintas como Sevilla, Berlín, Budapest, o Barcelona. Y así fue como pude ver al que por aquel entonces era mi gran ídolo musical en directo por vez primera.

En 1995 Jarre se convirtió en Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO, y poco después sería galardonado "Caballero de la Legión de Honor" por el gobierno francés.


12) Oxygène 7-13 (1997)

Su siguiente trabajo de estudio sería "Oxygène 7-13" (1997), interpretado exclusivamente por el propio Jarre utilizando los sintetizadores originales empleados en su primer álbum, con algunas sorpresas. Es un trabajo interesante, correcto, y que sin embargo no tuvo la acogida esperada entre los fans.

Personalmente destacaría dos momentos en este trabajo. En primer lugar, "Oxygène 7" que, al menos en mi caso, consigue recuperar algo de la magia de los primeros trabajos, y que desde luego se ha convertido en otro de mis temas favoritos del sintetista francés. Utilizando ritmos y sonidos afines a los escuchados en su obra maestra de 1976, Jarre nos vuelve a proponer un viaje interestelar arropado por la calidez de aquellos maravillos instrumentos analógicos.



Otro de mis momentos favoritos de este infravalorado trabajo es el "Oxygène 12", toda una exhibición de genialidad a la hora de crear paisajes sonoros de carácter cósmico acompañados de frenéticos ritmos "technoides" y extraordinarios efectos especiales.



Es una lástima que este álbum no satisfizo del todo las expectativas (muy altas, lógicamente) levantadas, aunque sí es cierto que, en su conjunto, no mantiene el nivel cualitativo de sus primeros trabajos. De todos modos, tampoco creo que en su conjunto lo hagan otros trabajos como "Zoolook", "Revolutions" o "Waiting for Cousteau", en donde también aprecio un salto cualitativo muy marcado entre uno o dos temas por un lado, y todo lo demás.



Ese año Jarre ofreció un nuevo macroespectáculo en Moscú que volvió a merecerle una entrada más en el Libro Guinness de Records, al reunir en esta ocasión a tres millones y medio de espectadores en un homenaje a los 850 aniversario de la ciudad, así como también al sufrido pueblo ruso y a su afán de progreso y modernidad sin precedentes.


13) Metamorphoses (2000)

Este concierto compitió en espectacularidad con el célebre Concierto del Milenio, llamado "The Twelve Dreams of the Sun", celebrado a los pies de las grandes pirámides cerca de El Cairo la última noche de 1999.



Este sorprendente espectáculo, que duró desde la puesta de sol hasta el primer amanecer del nuevo milenio, aunó talentos e instrunentos de distintas civilizaciones, ofreciendo una paleta musical de gran riqueza, que abarcaba desde la árabe tradicional hasta la electrónica, pasando por la música sinfónica. Fue durante este concierto que Jarre presentó el que sería su nuevo trabajo, titulado “Metamorphoses”.



"Metamorphoses" marcó, en mi humilde opinión, el fin de una era gloriosa iniciada con "Oxygène" y el inicio de una nueva etapa errática e irregular, en la que un muy desorientado Jean Michel Jarre iría dando palos de ciego, con mayor o menor fortuna, intentando adaptarse a los nuevos tiempos y buscar nuevas formas de expresión musical, aunque ello implicara renunciar al estilo que lo hizo famoso.

Reconozco que desde que descubrí a Jarre a mediados de 80, durante buena parte de mi adolescencia, Jarre era para mí un ídolo musical intocable. Creo que mi pasión por su música y visión de Jarre como el "summum" musical en mi "ranking" personal empezó a cambiar a partir de "Oxygène 7-13".



No deja de resultar significativo que todos mis temas favoritos de Jarre, representativos del Jarre que más me apasiona, guardan bastantes rasgos en común: "oxygène 2", "Magnetic Fields 1", "Ethnicolor", "Second Rendez-Vous", "Industrial Revolution", "Chronologie I", "Oxygène 7"... todos ellos son temas de larga duración y en constante evolución, es decir, a diferencia de otros temas que ya me gustan menos ("Magnetic Fields 2", "Fourth Rendez-Vous"...) no se basan en la cansina repetición de la misma melodía durante todo el tema. Me gusta esa sensación de incertidumbre de no saber cómo va a evolucionar una pieza.



Desgraciadamente, ese aliciente dejé de encontrarlo en la música de Jarre a partir de "Metamorphoses", un trabajo en el que predominan los temas de corta duración que discurren sin mucha sorpresa hasta su desenlace, muchos de ellos, para más inri, cantados (!!!). Y sin encima las melodías me parecen, en su mayoría, tan cargantes y poco inspiradas, pues ciertamente no veo dónde está la "evolución". Me parece muy bien que un compositor tan veterano no desee estancarse y desee probar nuevos caminos... pero, lógicamente, se arriesga a que la gente que disfrutaba con sus antiguos trabajos ya no lo hagan con sus nuevos. Y eso me ocurrió a mí.

Y, con todo, "Metamorphosis" aún tiene algún que otro destello del Jarre inspirado del pasado, algún guiño a sus primeros trabajos, como el corte "Bells", un tema que, al menos en mi caso, sí me parece consecuente con el estilo musical de Jean Michel Jarre, ya que suena a él. No aporta nada a su obra, es una pequeña golosina, pero como tal sabe bien al paladar, aunque no deje un gusto muy duradero.



Por ese motivo, si tuviera que quedarme con un tema de este trabajo escogería sin dudarlo el "hit" titulado "C'est la Vie", sazonado con la bellísima voz de Natacha Atlas. Heredero technoide de "Revolutions" en su combinación de electrónica e ingredientes étnicos de corte árabe, se trata en mi opinión del corte más espectacular y destacable de este flojísimo álbum. Dichas influencias étnicas, aunque en este caso más tirando a lo hindú, se aprecian también en el magnífico pero demasiado corto tema que cierra el álbum, "Silhouette".



Lo demás me parecen cancioncillas de letras inanes e innecesarias, melodías rancias y colaboraciones de artistas como... sí, de nuevo, la petarda de la Laurie Anderson. En fin, no puedo ser objetivo, pero desde luego no es esto lo que pido en un disco de Jean Michel Jarre... quizás si el autor fuera DJ Tiestö lo vería de otra manera, pero viniendo de todo un pionero de la música electrónica de la categoría de Jarre, pues la verdad es que espero mucho más de él. Y lo peor de todo estaba aún por venir...


14) Últimos trabajos

Me van a permitir que no dedique apartados independientes a los cuatro trabajos restantes y que los despache con celeridad, pero, sinceramente, no los habré escuchado más de dos veces y tampoco tengo el menor interés en extenderme mucho en ellos.



Resulta paradójico que, de toda esta última etapa musical de Jarre, lo que más me ha convencido (aunque tampoco sea para tirar cohetes) son dos de los cuatro temas nuevos que aparecen recogidos en el recopilatorio "Aero" (2004), "Aero" y "Aerology". Dicho recopilatorio ofrecía además regrabaciones de temas clásicos de Jarre en formato 5.1.



En resumidas cuentas, una triste excusa para sacar dinero, como lo fue en su día "Images", combinando unos pocos temas nuevos, que recuperan algo del encanto de la música de Jarre "pre-Metamorphoses", con versiones acortadas o, en este caso, regrabadas y ligeramente diferentes, de, supuestamente, sus "mejores" trabajos. Como puede verse, nada nuevo bajo el sol.



El resto está formado, por un lado, por los plúmbeos "Sessions 2000" (2002) y "Geometry of Love" (2003), que combinan sin chispa ni gracia géneros como el "ambient" el "chill out" ramplón ese tan en boga hoy día y el jazz, con resultados sedantes; Y, por otro, la abominable gran tomadura de pelo del compositor, "Téo&Téa" (2007). ¿No me creen? Escuchen esto:



En el colmo de la pereza, Jarre ni se molestó en modificar los "presets" de la caja de ritmos Mc808, suscitando una merecida controversia en su día:


Huelga decir nada más. Jarre, ¿quién te ha visto y quién te ve? Bonita manera de tirar tu dignidad por la borda com semejante esperpento. Y, pese a todo, soy optimista, y aún guardo la esperanza de que el próximo trabajo nos devuelva al Jarre inspirado de antes, y que nos demuestre que toda esta última etapa a partir del 2000 no fue más que una pesadilla de la que ya, afortunadamente, nos hemos despertado. Ojalá sea así. Al fin y al cabo, más bajo aún ya no se puede caer... ¿o sí?




15) Coda

Independientemente de los resultados cualitativos de sus últimos trabajos y de las apreciaciones subjetivas de cada uno, resulta incuestionable que nos encontramos ante uno de los más grandes referentes de la electrónica popular europea, alguien cuyo legado incluye algunos de los momentos más cálidos, emotivos e imaginativos de la historia de dicho género musical.



Jean Michel Jarre es un compositor que hunde sus raíces en la tradición pero que a la vez es tremendamente vanguardista. Nadie puede saber por qué caminos discurrirá su música en el futuro, lo que sí parece evidente es que no está dispuesto a dejarse encasillar y, a sus sesenta y tantos años, aún conserva esa inquietud por sorprender a su público que resulta tan gratificante en un compositor de la trayectoria de Jarre.



Es una lástima, no obstante, que ese deseo por "sorprender" haya dado, durante los últimos diez años, unos frutos tan amargos. De todas maneras, a estas alturas pienso que alguien como Jarre tiene ya muy poco que demostrar al mundo. Con sus defectos y sus virtudes, ha habido, hay y habrá un antes y un después de Jean Michel Jarre. Y no hay muchos compositores de música electrónica que puedan jactarse de ello...

Quiero dar las gracias a Antonio MC por su valioso "feedback" y sus reveladores comentarios y aclaraciones con respecto al presente artículo.

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