martes, 17 de agosto de 2010

El último guerrero (The Last Airbender, 2010) y el cine de M. Night Shyamalan





Dir. M. Night Shyamalan
Int. Noah Ringer, Dev Patel, Nicola Peltz
103 min. EE.UU.




Confieso que mi relación con el cine de M. Night Shyamalan es de amor/odio. Me fascinó con "El Bosque" (The Village, 2004) y, sobre todo, "El Protegido" (Unbreakable, 2000), la cual me sigue pareciendo su mejor película con diferencia, y me irritó hasta extremos inconcebibles con "Señales" (Signs, 2002) y "La Dama del Agua" (Lady in the Water, 2006).





"El Sexto Sentido" (The Sixth Sense, 1999) me pareció una película extremadamente sobrevalorada, algo tramposilla, menos original de lo que nos hicieron querer ver, y que pierde aún más en sucesivos visionados. Curiosamente, tras la enorme decepción que me llevé con "La Dama del Agua", pues "El Incidente" (The Happening, 2008) me resultó entretenida e incluso interesante gracias al poderío visual de algunas escenas (esos obreros tirándose desde lo alto de aquel edificio...), aunque la película diste mucho de ser redonda.

El problema que venía observando en el cine de Shyamalan parecía ser recurrente... su manía por abarcar demasiadas parcelas al mismo tiempo, demostrando unas alarmantes carencias como guionista que no siempre se veían compensadas por su más que obvio talento como director. A pesar de dichas carencias, no obstante, es de justos reconocer que, al menos, su cine constituía hasta el momento una rara avis en el panorama cinematográfico hollywoodiense, un panorama yermo y desolador que reclama(ba) a gritos la llegada de nuevos talentos que insuflaran algo de originalidad y personalidad al cine americano actual.



Y, con sus más que obvios defectos y limitaciones, el cine de Shyamalan suponía precisamente eso, un universo personal y único, y por tanto una alternativa siempre interesante y atractiva a priori a los inmundos productos palomiteros de ineptos como Emmerich, Bay o Sommers. Lógicamente, el riesgo al que se expone alguien que trata de hacerse un hueco en el mundo del cine mediante proyectos tan personales como los suyos es la incomprensión, no sólo de la crítica, sino también del público.

Afortunadamente para Shyamalan, el éxito de "El Sexto Sentido" fue tal que, para "El Protegido", contó con absoluta libertad para hacer lo que quisiera y como quisiera hacerlo. Y el resultado fue una película extremadamente original, una arriesgada y fabulosa alternativa a las infantiloides producciones de superhéroes de la marca Marvel, y una auténtica obra maestra del séptimo arte que hacía prever un brillante futuro al director hindú.



Pero claro, es difícil ser un "autor" y, al mismo tiempo, manufacturar películas taquilleras para el consumo de un amplio público, y ahí está otro de los problemas que encuentro en las últimas propuestas de este director, que no parecen decantarse por lo que realmente quieren ser... por un lado son películas con ínfulas de personalidad y pretensiones de autor, mientras por otro lado pretenden adscribirse a un cine palomitero para el disfrute de un amplio público de todas las edades.

No digo que no sea posible combinar ambos aspectos, pero desde luego no creo que Shyamalan vaya por buen camino, y con cada nueva película que estrena se confirma mi escepticismo. Los fans incondicionales del autor, que no son pocos (tantos como sus viscerales detractores, diría yo), seguían alabando cada una de sus películas independientemente del resultado final, mientras que, por parte, la crítica especializada empezó a mostrar, especialmente a partir de la incomprendida "El Bosque", un incipiente rechazo hacia su cine, rechazo que acabaría germinando en una especie de desdén y rechazo algo extremista hacia su cine.



Shyamalan, en vez de considerar qué estaba provocando que ninguna de sus últimas películas terminara de convencer no sólo a los críticos, sino también a un amplio sector de su público, entre los que me incluyo, que antes solía seguir su trayectoria con interés, recurrió a lo fácil, adoptando una postura "victimista" ("nadie me entiende"; "me tienen manía", etc etc) al respecto. El mundo contra M. Night Shyamalan. Pobrecito, qué cruel es el mundo y qué incomprendido el artista.

Sin embargo, e independientemente de lo radicales que puedan ser (reconozco que algunos se pasan en su ensañamiento) las críticas a películas como "La Dama del Agua", "El Incidente" o esta última, "The Last Airbender" (2010) - y, en menor medida, también a la maravillosa "El Bosque" -, pienso que es el momento para que el director se someta a una cura de humildad y recapacite sobre los defectos y vicios que llevan lastrando su cine de manera alarmante durante los últimos cinco años.



Ya hemos comentado sus obvias carencias como guionista, y ese conflicto ontológico entre el cine de autor y el comercial que no termina de encajar del todo en sus últimas películas. Pero también hay que reconocer que, además de todo eso, el señor Shyamalan no ha sabido "promocionarse" como es debido.

Tras el éxito de "El Sexto Sentido", resultaba evidente que Hollywood trataba de "vender" a Shyamalan como un nuevo "Maestro del Terror". Sin embargo, debo admitir que a mí esa película no me parece que sea en absoluto un clásico del cine de terror como mucha gente sigue empeñándose en hacérnosla ver, y por supuesto creo que resulta evidente a estas alturas que considerar a Shyamalan como un "maestro del terror" resulta una falacia supina la mar de molesta e insultante.



Sin embargo, las campañas de publicidad de sus siguientes películas (especialmente "Señales", "El Bosque", "La Dama del Agua" y "El Incidente"), por algún motivo que no consigo comprender, incidían tramposamente en los exiguos elementos "terroríficos" o sobrenaturales de sus respectivas tramas, vendiendo dichas películas como nuevas aportaciones del director al género del terror, y creando en los espectadores aficionados a dicho género unas expectativas que nunca llegarían a satisfacerse.

Shyamalan es ante todo un creador de fábulas, y a pesar de la ingenuidad de muchas de sus propuestas, tiene el mérito de haber conseguido crear un mundo propio a su alrededor, en donde coexisten el amor, la esperanza, el drama, el suspense y un sentido del humor en ocasiones algo idiota e infantil. ¿Por qué entonces esa insistencia en promocionar sus películas como cine de terror?


Luego está también, por supuesto, el famoso tema de los "giros sorpresa", sí, aquellos giros finales que hacen que tengas que volver atrás y recapacitar sobre todo lo que has visto hasta ese momento para poder encajar convenientemente todas las piezas del puzzle narrativo. Giros que, por supuesto, no son en absoluto una "invención" de Shyamalan, por mucho que "El Sexto Sentido" volviera a ponerlos "de moda".

Seamos sinceros: le salió bien en "El Sexto Sentido"... incluso le salió bien en "El Protegido"... pero en otras películas esos dichosos giros finales parecían estar metidos con calzador para satisfacer a los que esperan dicho recurso del director con cada nueva propuesta suya estrenada en los cines.


Esta reflexión nos lleva a una inevitable pregunta: ¿hasta qué punto se ha visto Shyamalan condicionado por lo que el público esperaba de él con cada nueva película que hacía? Y es que hace unos años decir Shyamalan equivalía a decir "cine de terror (sic) o suspense con giro sorpresa final". Realmente sería frustrante y alientante para un artista el tener que someterse a las expectativas del público a la hora de afrontar la creación una nueva obra. Y sería alienante porque ese sometimiento frenaría cualquier impulso por "reinventarse" y explorar nuevos territorios no hollados hasta el momento. En "El Protegido" sí se aprecia ese impulso, por cierto...


Por desgracia, a partir de "El Bosque" se empezó a apreciar una alarmante pérdida de rumbo por parte del director, lo cual suscitaría la incomprensión de la crítica, y la pérdida de confianza en él por parte de las grandes productoras. Quizás fue ése el motivo por el que su nueva película, "The Last Airbender", parece más un proyecto de encargo que otra cosa, una película que perfectamente podría haber dirigido cualquier otro director como Rob Cohen o Stephen Sommers.

Escrito por el propio M. Night Shyamalan a partir de una idea y personajes originales creados por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko para la conocida serie de animación del canal Nickelodeon "Avatar", este "The Last Airbender" está en las antípodas de proyectos como "El Protegido".



Ése es el motivo por el que resulta ridículo leer declaraciones de Shyamalan como ésta: "Mis hijos son mis agentes. Me enseñaron la serie Avatar, la leyenda de Aang en su carta a Santa Claus. Era el tipo de film épico que buscaba. Sagas como las Crónicas de Narnia o Harry Potter nunca me convencieron, y mi padre no puede creer que rechazase Spider-Man. Buscaba una saga, pero como artista me gusta encontrar mis películas, no ser un contratado".

Y resulta ridículo, principalmente, porque después de padecer esta memez de película, a uno le cuesta mucho trabajo identificar al director personal de "El Bosque" o "El Protegido" (o incluso el de "El Incidente" y "Señales") en semejante disparate. Es más, parece como si, realmente, y a pesar de lo que haya podido decir a los medios, el director hubiera sido, precisamente, "contratado" para facturar una película impersonal, "palomitera" y estúpida, con mucha acción y efectos especiales, que aporte pingües beneficios en taquilla tras el fracaso de sus anteriores películas... ah, sí... y en 3D.


Eso explicaría muchas cosas, y aunque no le libraría de culpa, sí nos ayudaría ciertamente a entender lo ocurrido. Y es que, por muy irregulares que pudieran ser sus anteriores películas, al menos contaban con ese punto de originalidad y honesta autenticidad que definían el cine de Shyamalan. Desgraciadamente, esos rasgos brillan por su ausencia en "The Last Airbender", una película que ha llegado a decepcionar hasta a sus fans más acérrimos.

Lo más triste de todo es que esto no tendría que haber sido así. "The Last Airbender" es una película con demasiados elementos interesantes a priori como para que hubiera sido un más que digno entretenimiento canicular: artes marciales, budismo y fantasía... ¿qué más se le puede pedir a una película de aventuras? Si la historia tenía ya per se potencial, ese potencial se veía multiplicado por la perspectiva de contar con un director competente.


Y, de hecho, sus intenciones son más que loables, aunque nunca lleguen a germinar en una historia interesante, lastrada como está por unas bochornosas interpretaciones dignas del Canal Disney y unos personajes carente del menor interés, carisma y profundidad... sí, "profundidad", porque la condición de película "palomitera" no excluye personajes bien perfilados y con cierta sustancia.

Añadamos a todo esto un doblaje catastrófico que hace que uno se plantee si realmente merece la pena seguir viendo películas dobladas en nuestro país y una historia de lo más típica y predecible sobre unos buenos muy puros ellos combatiendo unos malos muy perversos que desean alterar el equilibrio del universo y tal y tal y tal... y tenemos como resultado una película de serie Z con pretensiones de "blockbuster" y que además amenaza con convertirse en otra saga más. Obviaré cualquier mención al tongo del 3D, ya que uno anda ya algo escarmentado al respecto, y se optó por verla en 2D. Mi cartera me lo agradeció... y mi vista también.


¿Por qué no se aprecia ni un ápice de la personalidad como cineasta de Shyamalan en esta película, rodada de forma tan rutinaria y apocada? ¿Por qué desprende todo tanta desidia, tanta languidez? ¿Por qué ha perpetrado el director el guión peor escrito de toda su carrera? ¿Por qué no ha trabajado más con los actores, que parecen todos sacados de un episodio de Hannah Montana? ¿Por qué ni siquiera los efectos especiales resultan todo lo espectaculares que pretenden ser? ¿Por qué, Shyamalan, por qué? Desgraciadamente, son preguntas sin respuesta.


Entre tanto diálogo pueril, posturitas desangeladas y escenas de acción pésimamente ejecutadas, coreografiadas y montadas, realmente no le debió de resultar muy complicado al señor James Newton Howard apropiarse de la película y aportar un mínimo de dignidad al conjunto con su extraordinaria banda sonora.



Y es que la relación Shyamalan/Newton Howard ha sido (y es) una de las más fructíferas y satisfactorias del cine reciente, comparable a otras de igual calado como la de Burton/Elfman o Zemeckis/Silvestri. Sus partituras para "El Protegido", "El Bosque" y "La Dama del Agua" han pasado ya a la historia como algunas de las bandas sonoras más hermosas de los últimos diez años.



Newton Howard ha sabido adaptarse a la perfección al particular mundo cinematográfico del director hindú, aportando además momentos antológicos, de esos que hacen que des un vuelco en la butaca, de los que hacen que contengas el aliento, de los que te estremecen hasta extremos inconcebibles, tal es su genialidad.



Por supuesto, me estoy refiriendo a temas como "Visions" o "The Orange Man" de "El Protegido", o la primera parte de "The Hand of Fate" de "Señales", o joyas como "The Gravel Road" o "The Vote" de la extraordinaria "El Bosque", una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos, o el "The Great Eatlon" de "La Dama del Agua", por citar unos pocos ejemplos.



Y he aquí que, en "The Last Airbender", James Newton Howard lo ha vuelto a conseguir una vez más. De hecho, llegaría hasta el extremo de afirmar que es su música la que salva la película del descalabro total, ya que gracias a ella la historia consigue transmitir algo de emoción entre tanta apatía, como se hace evidente, muy especialmente, en todo el tramo final de la película, montado al compás del impresionante "Flow Like Water", una firme candidata a la distinción de "tema del año" junto con el "Coming Back Around" de John Powell para la banda sonora de "Cómo Entrenar a tu Dragón". Puede escucharse un extracto de este tema a partir del minuto 4:48 del siguiente video:



En resumidas cuentas, Shyamalan ha tocado fondo con "The Last Airbender". Y es que, ya puestos a meter la pata, qué menos que hacerlo con una cierta dignidad... aunque también es verdad que, de no ser así, al menos siempre estará ahí James Newton Howard para sacarle las castañas del fuego e insuflar algo de vida a proyectos tan inertes y exangües como éste.


Calificación de la película: ** sobre *****

Calificación de la banda sonora: **** sobre *****

No hay comentarios:

Publicar un comentario