lunes, 26 de agosto de 2024

Las ocho montañas (Felix Van Groeningen & Charlotte Vandermeersch, 2022)

 



"Fue un anciano nepalí, tiempo después, el que me habló de las ocho montañas…

Nosotros decimos que en el centro del mundo hay un monte altísimo, el Sumeru. Alrededor del Sumeru hay ocho montañas y ocho mares. Ese es el mundo para nosotros…

Y decimos: ¿habrá aprendido más quien ha recorrido las ocho montañas o quien ha llegado a la cumbre del monte Sumeru?"

(Fragmento de la novela "Las Ocho Montañas" de Paolo Cognetti)

 

Sinopsis: Pietro (Luca Marinelli) es un chico de ciudad, mientras que Bruno (Alessandro Borghi) es el último niño de una localidad de montaña olvidada. Con el paso de los años, Bruno se mantiene fiel a su montaña, mientras que Pietro viene y va. Sus experiencias le harán enfrentarse al amor y a la pérdida, recordándoles sus orígenes y abriendo paso al destino.

 

"Las Ocho Montañas" (“Le otto montagne”, 2022) está llamada a ser una de las mejores producciones italianas de las últimas décadas. Esta hermosa película aborda cuestiones realmente profundas relacionadas con la sanación del linaje masculino, la amistad, la honra del legado de nuestros padres y ancestros, la relación del hombre con la naturaleza, la búsqueda de nuestro lugar en el mundo, y un largo etcétera.


El título hace referencia al número de montañas que constituirían el mundo según la ancestral cosmología hindú y budista. En total, ocho cadenas montañosas concéntricas, separadas entre sí por ocho mares concéntricos, y que rodean una novena, conocida como el Monte Sumeru, la cual surgió del centro del océano cósmico para erigirse en el Eje Mundi, el lugar de nacimiento de nuestro mundo. Según El "Tesoro de Abhidharma" ("Abhidharmakosha"), uno de los grandes libros fundacionales de la filosofía budista, compuesto por el ínclito monje budista indio Vasubhandu (circa 350 d.C.), estas ocho cordilleras serían, desde dentro hacia fuera, Yugamdhara, Īshādhāra, Khadiraka, Sudarshana, Ashvakarna, Vinataka, Nimimdhara, y Chakravāda-parvata. Todas estarían hechas de oro, excepto la última, compuesta por hierro. Respecto a los mares circundantes, los siete primeros estarían formados por agua dulce, mientras que el octavo, el que está más hacia el exterior, sería de agua salada. En este mar externo se formarían cuatro continentes: Pūrvavideha hacia el este, Jambudvīpa hacia el sur, Aparagodānīya hacia el oeste, y Uttarakuru hacia el norte.    


 

Los directores belgas Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch adaptan la obra de Paolo Cognetti, que fue un gran éxito editorial en Italia, apostando por un formato de imagen 4:3 que permite incidir en la idea de que, en una historia como ésta sobre altas montañas (tanto físicas como alegóricas) por escalar, la verticalidad debe imperar sobre la horizontalidad, aún a riesgo de sacrificar parte de la magnificencia del paisaje alpino. Como explica la propia co-directora del filme:

Cuando empezó el proceso pensamos grabar en un formato más alargado, pero cuando empezamos a trabajar nos dimos cuenta, viendo las fotografías, de que le venía bien un aspecto cuadrado porque le daba más altura y mejoraba mucho el paisaje de la montaña, y además queríamos colocar a nuestros personajes en relación a la montaña. Además, queríamos hacer una mezcla entre el pasado y el hoy. Hemos trabajado con lentes de alta calidad y con alta definición, pero en un formato antiguo, que deja ver lo que hay a la derecha y lo que hay a la izquierda, y absorbe a las personas en lo que está sucediendo en el centro.


Esta decisión, a priori tan singular y desconcertante, termina funcionando bastante bien, muy en parte gracias a la extraordinaria labor del director de fotografía belga Ruben Impens, encargado de aprovechar al máximo las posibilidades estéticas ofrecidas por tan encorsetado formato. Si bien se sacrifica la majestuosa expansividad que ha brindado siempre el panorámico, también es verdad que la ratio de aspecto 1.33:1 abre nuevos caminos en la exploración del eje vertical del plano y, por supuesto, la profundidad de campo. Es de justicia reconocer que, en esta obra, encontramos encuadres que son de una belleza pictórica realmente embriagadora.  

Sorprende también lo hace la elección musical, constituida por una serie de minimalistas pasajes ambientales y canciones de corte folk / rock indie a cargo del cantautor sueco Daniel Norgren. Pese a que, por lo general, no soy muy partidario del uso de canciones en detrimento de una partitura instrumental creada ad hoc para el filme, hay que admitir que Norgren consigue captar muy bien el tono de la historia, confiriéndole una personalidad muy definida a la película.  


La ambiciosa duración de tan poco ortodoxa propuesta (147 minutos), unida a su tono pausado y contemplativo, en donde siempre hay espacio para los (muy necesarios) silencios, puede hacer del visionado de esta película una "escalada" agónica y extenuante para más de uno. Para aquéllos que, no obstante, se dejen llevar y consigan llegar a la cumbre, la experiencia resultará de lo más satisfactoria y gratificante. Al final, remitiéndonos a la cita incluida al principio de esta reseña, sólo una pregunta queda, deliberadamente, en el aire: ¿cuál de los dos amigos habrá visto y aprendido más acerca de la vida: el que lo observa todo desde la cumbre central de la montaña que se niega a abandonar (Bruno), o el viajero infatigable, dispuesto a emprender el viaje que lo llevará a recorrer esas otras "ocho montañas" (Pietro)? La respuesta, como siempre en estos casos, deberemos buscarla en nuestro interior.

 

Mi calificación: **** de *****

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