jueves, 22 de agosto de 2024

El hombre del norte (Robert Eggers, 2022)


 

Después de incursionar en el género del terror con las películas “La bruja” (“The Witch”, 2015) y “El faro” (“The Lighthouse”, 2019), el director norteamericano Robert Eggers se consagra como una de las voces más personales e interesantes del panorama cinematográfico actual con esta shakespeariana historia de vikingos, una ambiciosa obra de madurez que consigue desmarcarse del tono de sus anteriores proyectos sin renunciar a su muy personal estilo visual y narrativo. El cineasta nos demuestra que es posible (y necesario) elaborar un cine de entretenimiento adulto y que vaya totalmente a contracorriente de las modas imperantes en la actualidad, aunando espectáculo y un sentido artístico poco común en este tipo de producciones. Éste es, sin duda, uno de los principales logros de la película.

Resulta emocionante ver a Eggers realizar la transición a proyectos de esta envergadura sin traicionar sus señas de identidad, tanto estéticas como narrativas. No sólo no reniega de ellas, sino que muestra una encomiable evolución artística con respecto a sus dos anteriores películas, bastante más sobrias en su envoltorio formal y de cadencia mucho más pausada. Si bien en “La bruja” este tempo contribuía eficazmente, sin lugar a dudas, a tejer una fatídica y opresiva telaraña que engullía nuestra alma en un abismo de desolación, en el caso de “El Faro”, por el contrario, dicha parsimonia en el desarrollo narrativo de la historia derivaba en serios problemas de ritmo que terminaban lastrando una película excesiva y tremendamente irregular.

La historia transcurre en Islandia a principios del siglo X. El joven príncipe nórdico Amleth (Alexander Skarsgård) es testigo de cómo su padre, el rey Aurvandil (Ethan Hawke), es asesinado brutalmente a manos de su tío, el sanguinario Fjölnir (Claes Bang), el cual rapta además a su madre, la reina Gudrún (Nicole Kidman). Amleth consigue huir de la isla en una barca y jura vengarse de los crímenes perpetrados por su tío. Dos décadas después, un adulto Amleth, convertido ya en guerrero ulfhednar, se dedica al saqueo de pueblos eslavos, hasta que una vidente (Björk) le recuerda la promesa que hizo cuando era niño de vengar a su padre y salvar a su madre. Regresará pues a Islandia en un barco de esclavos y emprenderá entonces una cruenta vendetta en la que no se dejará detener por nada y por nadie a fin de poder cumplir con su juramento, dejado un pavoroso reguero de sangre y muerte a su paso.


El guion de la película, escrito por el propio Eggers en colaboración con el poeta y dramaturgo islandés Sjón Sigurdsson, se inspira en el fértil folclor europeo, más concretamente en una leyenda medieval escandinava transmitida oralmente de generación en generación, la del príncipe nórdico Amleth, la cual serviría también de referencia al dramaturgo inglés William Shakespeare a la hora de concebir una de sus tragedias más célebres, la de “Hamlet, príncipe de Dinamarca”, publicada originalmente en el año 1623. Ciertamente, no hay más que reubicar la posición de la <h> final para derivar el anagrama “Hamlet” de “Amleth”.

Una de las fuentes escritas más reconocidas que existen a la hora de indagar en la figura de Amleth es la “Vita Amlethi (“La vida de Amleth”), incluida en los libros III y IV de la “Gesta Danorum” (“Historia danesa”). Esta crónica de la historia de Dinamarca, escrita en latín y completada a principios del siglo XIII, está atribuida al cronista, historiador y teólogo danés Sajón Gramatico (circa 1150 - circa 1220). De los 16 libros que la conforman, son los nueve primeros los que están más centrados en la mitología nórdica, nutriéndose de la fértil tradición de historias y leyendas ambientadas en el pasado pagano de Escandinavia. Adoptando una postura hermenéutica puramente evemerista, Saxo recogía historias mitológicas de los vikingos humanizando a sus dioses y convirtiéndolos en los reyes y nobles de sus relatos. 



"El hombre del norte" supone, ya desde su mismo arranque, una hipnótica experiencia inmersiva de primer orden. La embelesadora recreación que ofrece de la cultura, tradición y cosmogonía nórdica consigue absorbernos y abstraernos de la realidad durante el transcurso de las más de dos horas de su generoso metraje. Juega en una liga propia y no tiene absolutamente nada que ver con lo que hayamos podido ver previamente en cualquier otra película histórica con y de vikingos. Eggers se rodeó, de hecho, de un nutrido equipo de historiadores, arqueólogos y lingüistas especializados en cultura vikinga para garantizar que su retrato fuera lo más aproximado posible al contexto espacio-temporal en el que se enmarca la historia.

Sucia, delirante, cruda, visceral, brutal... y al mismo tiempo de una lisérgica belleza, encontramos en esta osada e impecable epopeya fotografiada en tonos opacos abundantes secuencias que permanecerán por siempre grabadas a fuego en nuestra memoria: desde el mesmérico rito de pasaje de nuestro imberbe protagonista con su padre y Heimir, el brujo interpretado por Willem Dafoe, hasta el apabullante plano secuencia de presentación del héroe, ya adulto, saqueando un poblado en modo berseker; sin olvidarnos, por supuesto, de la espectacular confrontación final en el lago de fuego.


El hombre del norte” constituye, en resumen, todo un milagro que hay que experimentar en una sala de cine. Dado que no es, en absoluto, para todos los gustos y paladares, es bastante probable que no acabe funcionando en taquilla como merece, lo cual sería una verdadera tragedia, ya que, realmente, necesitamos más propuestas de esta índole. En lo que a mí respecta, no albergo la menor duda de que supone una de las experiencias cinematográficas más gratificantes del año.

Mi calificación: **** / *****

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