miércoles, 28 de agosto de 2024

Civil War (Alex Garland, 2024)

 


Sinopsis: En un futuro indefinido, América se encuentra sumida en una sanguinaria guerra civil. Un equipo de periodistas y fotógrafos de guerra emprenderá un viaje por carretera en dirección a Washington DC. Su misión: llegar antes de que las fuerzas rebeldes asalten la Casa Blanca y le arrebaten el control al presidente de Estados Unidos.

Después de que el guionista y dramaturgo escocés John Hodge adaptara su novela para el filme homónimo de Danny BoyleLa playa” (“The Beach”, 2000), el escritor y director británico Alex Garland emprendería una provechosa relación con el Séptimo Arte en condición de guionista. Películas como "28 días después" (“28 Days Later”, 2022), "Sunshine" (2007), "Nunca me abandones" (“Never Let Me Go”, 2010) o "Dredd" (2012) serían, sin duda, sus proyectos más destacados dentro de esta etapa. Dos años después de esta última, Garland daría el inevitable salto a la dirección con la estimable “Ex Machina” (2014), a la que seguiría la extraordinaria "Aniquilación" (“Annihilation”, 2018), que me parece una de las mejores obras de ciencia ficción de las últimas décadas, la miniserie “Devs” (2020) y, por supuesto, la muy bizarra "Men" (2022), en donde trocaba la ciencia ficción por el horror, la cual me perturbó y fascinó a partes iguales.


En “Civil War” (2024), Garland aprovecha ese turbulento cisma social que azota en estos instantes los EEUU para plantear una suerte de distopía ambientada en lo que perfectamente podría ser una realidad paralela. No obstante, el gran acierto de la película es que en ningún momento nos llega lo que se nos cuenta como algo restringido al ámbito de la ficción, sino que, al contrario, sabe cómo sacar rédito de dicha coyuntura de neurosis sociopolítica colectiva para suscitar una interesante reflexión sobre el statu quo imperante en la actualidad. 

 

Los que esperen, empero, encontrar en el filme un discurso político explícito y partidista sobre los efectos del trumpismo en la sociedad norteamericana contemporánea, se llevarán una tremenda decepción. Garland no pretende hacer una película abiertamente política, ni posicionarse en un bando u otro, lo cual habría dado como resultado una obra muy diferente (y posiblemente mucho más simplista) a la que ahora nos ocupa. Para evitar que el espectador caiga en esa tentación, el director juega, deliberadamente, a despistar y confundir, con el único propósito de recordarnos de que esta obra no va por esos derroteros: por poner un ejemplo, dos estados tan antagónicos desde un punto de vista ideológico, como puedan ser Texas (predominantemente republicana) y California (demócrata), se emancipan en esta historia para aliarse contra la autocracia instaurada en la Casa Blanca.  


 División de los EE.UU. tal y como se muestra en la película "Civil War

- En azul, los Estados Leales que han permanecido unidos ante la sublevación del gobierno central: Alaska, Arizona, Carolina del Norte y del Sur, Colorado, Connecticut, Delaware, Hawái, Illinois, Indiana, Iowa, Kansas, Kentucky, Michigan, Missouri, Nebraska, Nevada, New Hampshire, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York, Ohio, Pensilvania, Rhode Island, Vermont, Virginia, Virginia Occidental y Wisconsin;

- En verde, las Fuerzas Occidentales: California y Texas; 

- En rojo, la Alianza de Florida, constituida por Alabama, Arkansas, Florida, Georgia, Luisiana, Mississippi, Oklahoma y Tennessee; 

- En amarillo, la Alianza del Ejército Popular: Dakota del Norte y del Sur, Idaho, Minnesota, Montana, Oregón, Utah, Washington o Wyoming.



 División de los EE.UU. según los resultados obtenidos durante las pasadas elecciones del año 2020. En azul, los estados mayoritariamente demócratas y, en rojo, los estados eminentemente republicanos.

 

Esta decisión de operar estrictamente desde la abstracción más absoluta le confiere a la película una subyugante cualidad fabulística y muy conceptual, ya que este enfrentamiento entre unionistas y secesionistas, tal y como aparece planteado en el filme, no se presta a una extrapolación directa en la realidad actual de los Estados Unidos. Sí encontramos, por supuesto, personajes de ideario más afín a la ultraderecha y otros ubicados en posicionamientos ideológicos antitéticos a aquéllos; sin embargo, cualquier pretensión de delimitar y hacer coincidir, a modo de plantilla, el mapa político delimitado por Garland en su ficción con el de la realidad actual del país se verá abocado al más desconcertante de los fracasos.

Lo realmente importante es subrayar lo que pudiera parecer un truismo, el hecho de que, en una guerra civil, el enemigo que devora a una nación no proviene de fuera, sino de dentro, lo cual hace que el mensaje admonitorio de esta película sea aún más devastador. Dicho mensaje se sostiene sobre dos grandes bazas: por un lado, la extraordinaria labor de dirección de Garland y, por otro, el muy sólido reparto, destacando, muy especialmente, ese tándem en femenino formado por Kirsten Dunst y Cailee Spaeny. Las dos encarnarían, respectivamente, los arquetipos de la veterana experimentada y la novata que aspira, algún día, a alcanzar el mismo rango profesional del que goza la primera en su ámbito.


En "Civil War" impera, sobre todo, la soledad, la nada. El director nos conduce, en esta "road movie" apocalíptica, por las desoladas carreteras de un país fragmentado, herido, roto por la división. Acompañamos a los protagonistas por autopistas desiertas, pobladas únicamente por cadáveres y vehículos abandonados. No se dan explicaciones de cómo se ha llegado a tal extremo de asolamiento, ni tampoco se aportan resoluciones al conflicto. En cierto modo, el hecho de dejar abierta la historia al final sería una manera de exponer un problema acuciante que, en última instancia, nos correspondería a nosotros como sociedad resolver de una vez por todas.

Esta valiente propuesta supone una nueva constatación del inmenso talento de Garland a la hora de ofrecer un cine que no tiene reparos en salirse del canon establecido. “Civil War” no es una película bélica, ya que el foco está siempre puesto en la reflexión de lo sugerido, en detrimento de esa efectista glorificación de la parafernalia militar a la que podría haberse visto abocada de haber estado en manos de algún otro director con menos personalidad. Cuando se muestra la violencia, se hace en toda su crudeza, sin caer en la banalización.

Encontramos así momentos terroríficos que radiografían el grado de crueldad y falta de empatía al que pueden llegar los seres humanos en una situación de conflicto en donde el "conocido" se torna en "desconocido" y el "amigo", en "enemigo". Destacamos aquella escena, en particular, en donde Joel (Wagner Moura) intenta explicarle a un psicopático soldado americano con aviesas intenciones (Jesse Plemons) que debe de haber algún tipo de malentendido, ya que tanto él como sus compañeros son también ciudadanos americanos, a lo cual el militar se limita a responder: “ok… ¿pero qué clase de americanos sois vosotros?... ¿Centroamericanos?... ¿Sudamericanos?”. Para el soldado, sólo los estados adscritos a la Alianza de Florida conformarían "la verdadera América".


 

En este marco desesperanzador se muestra cómo la violencia deshumaniza al ser humano, independientemente de su afiliación ideológica. Esto puede apreciarse, incluso, en los personajes interpretados por Wagner Moura y Cailee Spaeny, los cuales van cayendo en una progresiva insensibilización al horror que contrasta con el proceso, totalmente inverso, al que se ve abocado el personaje de Kirsten Dunst. Esto se expone, con espeluznante nitidez, en el último acto de la historia, durante el allanamiento a las instalaciones de la Casa Blanca. El presidente, que acaba de iniciar, de forma ilegal, su tercer mandato (algo inconcebible en el sistema político estadounidense) se revela como un tirano, mas los que acaban derrocándolo y asesinándolo a sangre fría no son mucho mejores. 


Todos estos momentos, de insostenible tensión, se alternan con otros de inesperada belleza que ponen de manifiesto, una vez más, el incuestionable poderío visual y estético que caracteriza el cine de Garland. Es de justicia reconocer que, una vez que hemos finalizado su visionado, "Civil War" consigue dejar poso en el espectador, socavándolo en la vesania de tan cruenta contienda fratricida. Esto es motivo más que suficiente para considerarla como una de las propuestas más interesantes y sugerentes que nos ha deparado el cine en lo que llevamos de año.

 

Mi calificación: ***1/2 sobre *****

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