jueves, 29 de agosto de 2024

Secretos de un escándalo (Todd Haynes, 2023)


 

Lo primero que llama la atención de este extraordinario drama psicológico de Todd Haynes es la reutilización de la maravillosa música compuesta por Michel Legrand (1932-2019) para el clásico de ese inmenso cineasta que fue Joseph Losey (1909-1984), "The Go-Between" (1971), estrenada por estos lares como "El Mensajero". ¿Cuál es la conexión entre las dos películas? ¿Qué llevaría al cineasta y su compositor Marcelo Zarvos a tomar semejante decisión?

Para empezar, ambas películas abordan el tema de un amor tabú entre un menor de edad con una mujer adulta. En la película de Losey, cuyo inteligente guion a cargo de Harold Pinter (1930-2008) adaptaba la novela de L.P. Hartley (1895-1972), el que sentía un niño de 12 años llamado Leo (Dominic Guard) por una radiante dama de clase aburguesada (Julie Christie); en la de Haynes, el que nació entre Gracie (Julianne Moore), una maestra de 34 años, y su alumno Joe (Charles Melton), de... efectivamente, también 12 años. Relación esta última que, por cierto, está basada en hechos reales, más concretamente en el polémico caso de Mary Kay Letourneau, una maestra estadounidense condenada en 1997 por mantener relaciones sexuales con un alumno suyo adolescente, con quien, posteriormente, se uniría en matrimonio.

 

La historia de la película, empero, no se centra, afortunadamente, en los prolegómenos de aquella relación prohibida, sino que arranca unos veinte años después del turbulento escándalo mediático que ésta generó. Gracie y Joe disfrutan, o al menos así lo aparentan, de una vida conyugal ya plenamente amparada en los márgenes de la legalidad, si bien intuimos algo que parece apuntar a una desestructuración no plenamente aceptada o manifestada. Algo así como si el hilo que los mantiene unidos pudiera quebrarse en cualquier momento.


Esa tensión subyacente ante la posibilidad de un posible desmoronamiento del statu quo connubial se ve realzada por la aparición de Elizabeth (Natalie Portman), una actriz que va a interpretar el papel de Gracie en una futura película sobre su vida. A fin de que ésta pueda recabar suficiente información sobre lo que sucedió realmente y poder así llegar a comprender mejor a Gracie, la familia le permite pasar un tiempo con ellos y tomar parte en sus actividades cotidianas. Durante este periodo, todo lo que no estaba alineado entre Gracie y Joe acabará por derrumbarse inevitablemente ante la "invasión" permitida de la mirada externa de la actriz.

"Secretos de un Escándalo" (“May December”, 2023) se posiciona, así, como un fascinante estudio de personajes construido en torno a la relación, con ecos al gran Maestro Ingmar Bergman (1918-2007), que se establece entre Gracie y Elizabeth. En su afán por comprender a Gracie y poder mimetizarse con ella, la actriz parece estar incluso dispuesta a apropiarse de la misma identidad del personaje que va a interpretar. Se inicia así un fascinante duelo interpretativo de miradas y silencios ensordecedores en donde aquello que no se dice retumba en nuestros oídos con una fuerza aún más atronadora que la de aquello que sí profieren. Hay planos que son puro Bergman, en una hipnótica evocación de esa gran Obra Maestra que es "Persona" (1966).


Los espejos juegan un importante papel en este sutil proceso de metamorfosis por el que atraviesa el personaje de Elizabeth en su relación con Gracie. Esto es algo que ya puede apreciarse en la escena que transcurre en el probador de una tienda de ropa. El director de fotografía Christopher Blauvelt juega hábilmente con los reflejos de los personajes para flirtear con la idea de la multiplicidad en tiempo real. Con relación a esta significativa escena, Todd Haynes comenta lo siguiente:

“(…) están los espejos en la escena de la tienda de ropa que duplican a Julianne y triplican a la hija que va y viene mientras se prueba ropa, y luego entra en un espacio profundo, adquiriendo un sentido del espacio refractado. Esa secuencia requirió una enorme cantidad de planificación del escenario con los espejos, pero una vez que lo tuvimos vimos cómo esta asombrosa totalidad de la tienda de ropa podía desarrollarse en una sola toma”.

Posteriormente tendrá lugar el que considero que es uno de los momentos con mayúsculas de toda la película, la secuencia del baño en la que ambas mujeres se posicionan delante el espejo para maquillarse. El punto de vista de la cámara se ubica en el interior del propio espejo, convirtiéndonos así en participantes involuntarios de lo que estamos viendo en pantalla. De esta manera, nos transfiguramos en el espejo, y al hacerlo, parece como si tanto Gracie como Elizabeth estuvieran mirándonos directamente a nosotros mismos, lo cual es algo que va a alterar, irremediablemente, nuestra percepción de dicha escena. Somos testigos de cómo se va consumando el fascinante proceso de apropiación por parte de Elizabeth, la cual va haciéndose una con el personaje de Gracie a un nivel no sólo espiritual, sino también carnal. El hecho de que la misma Gracie aparenta estar colaborando con la actriz en la mímesis no hace sino corroborar hasta qué punto está ya dispuesta a anularse para poder derramarse, así, en la actriz. Son momentos como éste en donde más se evidencia la influencia del cine de Bergman en “Secretos de un escándalo”, como se apresura a señalar el director en las siguientes declaraciones:

En cuanto al tema de los espejos y las duplicidades, me fijé mucho en cineastas como Ingmar Bergman, puesto que existen similitudes temáticas entre “Secretos de un escándalo” y “Persona”. Me fijé en el lenguaje visual, el encuadre, la sencillez y la austeridad en momentos compositivos de “Sonata de otoño”, “Los comulgantes” u otras películas de Bergman que fueron muy influyentes en mis ideas visuales. También traté de ver ejemplos de películas de Jean-Luc Godard en las que los personajes se dirigen directamente a la óptica y supe que quería que ocurriera eso al final de la película, cuando Natalie hace su monólogo final. Y toda esta investigación me preparó en esta idea de utilizar los espejos como motivo y las escenas que se construirían alrededor de espejos. Mi idea era ser siempre el espejo. No se trataba de situar el espejo en la habitación y ver al actor caminar hasta el espejo y luego cortar…no, simplemente estamos dentro del espejo.


Respecto al apartado interpretativo, Julianne Moore está, como siempre, magnífica en su retrato de un personaje de extrema fragilidad emocional, capaz de llegar al colapso en cualquier momento. Sin embargo, la verdadera estrella de la función es Natalie Portman, que brilla con luz propia en una actuación realmente extraordinaria. No consigo entender cómo es posible que su labor no haya sido reconocida en las nominaciones a los Óscars.



Volvamos al punto de partida, a la música de Legrand. Una partitura prodigiosa que nadie asociaría, en un principio, a una historia dramática de amor. Ni en la película de Losey ni en la de Haynes. Sin embargo, sí que consigue, y además lo hace magistralmente, generar la suficiente tensión como para que el espectador pueda inferir que algo no va bien en aquel retrato aparentemente idílico del amor romántico entre la maestra y su alumno. Es sólo cuestión de tiempo que caiga la mascarada. A propósito de este préstamo musical para su película, el cineasta revela lo siguiente:

"Es verdad que lo asombroso de la película de Losey es su banda sonora: es tan feroz que parece que vaya a suceder un asesinato y en nada justifica la trama de la película. Pensé que era un modo brillante de redefinir y hacer pensar al espectador contra lo que está viendo. Utilizarla con ese entorno bucólico es una metáfora de ese hombre siendo finalmente liberado".


En definitiva, el director californiano firma aquí una compleja, inteligente y turbadora reflexión sobre la identidad, el autoengaño, el voyerismo existencial, la inmadurez emocional y, también, los extremos a los que las personas están dispuestas a llegar en ocasiones para mantener la fachada de un amor tan idílico como inexistente.

 

Mi calificación: **** / *****

 

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